El ojo arbitrario

¿Qué ve el ojo?
.Televisión: típica de Vulgaria, el reino de la vulgaridad, donde vivimos. No se piden cosas sublimes: sólo una inteligencia mínima.
Nada más.
. Las dentaduras de los actores, manchadas y torcidas. Espantosas.
. Tipos que dicen, pongamos: “Shorsh W. Bush”, “William Yespire”, Shon Kennedy, Hotel Yeraton.
Todo el día, todo el tiempo. Chicos, viejos. Como dice la canción de Tom Lerer ,que canta gloriosamente Nacha Guevara: “El tiempo/ no tiene nada que ver: cuando se es boludo, se es boludo”.

. El ojo ve políticos en la edad del pavo: las ideas sufren un acné juvenil crónico.
. Ve cantantes siempre vestidos de negro, que sufren por nosotros y aumentan sus cajas con un eterno repertorio de sufrimiento y pobreza, donde todo el mundo se llama Juan: Juan Camino, Juan Boliche, Juan del Monte, Juan Leñador, y así hasta el infinito. Un público monoideológico los premia con luces de encendedores y celulares mientras se abraza.

. Ve al Gobierno de la ciudad arreglar un edificio para tratar a las víctimas del paco , zombies condenados. Los vecinos se oponen: “Va a desvalorizar nuestras propiedades” . Es la legendaria solidaridad argentina.

. El ojo lee lentamente “Corsarios de Levante”, la novela más reciente de Arturo Pérez – Reverte con su capitán Alatriste, héroe y antihéroe que, en tiempos de Felipe Vl –España, imperial, sufre la primera lepra de la decadencia histórica-, valeroso y amargo. También la historia y el idioma de época que el autor lleva adelante con naturalidad tiene un punto de amargura: el mundo no es amable y la vida está llena de espantos y de espinas.
Un gran escritor de aventuras desventuradas que ocurren varios siglos atrás, pero remiten a los días que corren.

Mario.


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