El ojo arbitrario

Cuando hablamos por radio con algunos de los profesores de la Escuela superior de Comercio Carlos Pellegrini- se llama así, y es un lindo nombre-, tenemos, tengo, la impresión de que son seres teóricos con una pizca de delirio y la brújula rota, por no agregar una cucharada de demagogia y cortejo a la juventud en crecimiento. Es muy bueno, desde luego, que los estudiantes se expresen, se mojen, tomen posiciones en la realidad. Nadie pretende alumnos silenciosos dedicados todo el tiempo a estudiar, rendir y callar. Pero los profesores, y muchos padres, quieren transformarlos en absurdos líderes casi infantiles que juegan a empujar rectores y entienden a la democracia como la imposición de ideas por la fuerza.

. Me encuentro con María Kodama, y charlamos un rato. Es la fecha de la muerte de Borges , y recordamos con alegría al genio. La Argentina se ensombreció terriblemente desde esa fecha: Borges nos hacía bien. Sin embargo, no puedo, al rato, dejar de pensar en el modo en que se lo agredió, difamó y despreció a lo largo de los años: europeizante, fascista, monstruo intelectual, antiargentino( ?). Rencor, resentimiento y envidia.
La misma envidia que amargó tantos días de Piazzolla, con aquello de si era tango o no lo que encontraba bellamente en el aire. Era música, listo. Pero la banda resentida sabía que el pobre quería que la llamaran tango.
La misma envidia que oculta a Máxima en diarios, revistas, informativos.
Es la conspiración permanente de los mediocres.
.Deliciosa y cínica afirmación de Alejandro Dumas: “ Las cadenas del matrimonio son tan pesadas que para llevarlas son necesarias dos personas, y a veces, tres.”

Mario.

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