viernes, 30 de marzo de 2007

Buenos Aires

¿Qué se podrá hacer?

¿Hay algo que sirva para hacerle entender al vecino de enfrente, que entiendo que le sea grato enviar a estudiar batería a su hijo y que el jovencito sea un gran baterista luego de aprender a ejecutar ese bendito instrumente de percusión, pero mientras tanto no podrá ensayar sus golpeteos en un lugar del que no salga ese espantoso ruido sin ritmo ni ton ni son, y que lo haga en horarios que no sean después de las doce de la madrugada?

¿Cómo se le puede hace entender a mi vecino de al lado que a mi no me interesa oír la cumbia villera que en su casa oyen a todo volumen desde la mañana del sábado hasta la noche del domingo casi sin dejar un intervalo de silencio?

¿Qué culpa tengo yo que al vecino del otro lado se le de la gana de oír música electroacústica a las cuatro de la mañana y me quieran intentar convencer que, con le pretexto de ser artista y acostarse a cualquier hora, debemos permitirle que haga lo que se le cante despreciando a los que, gracias a Dios, todavía conservamos nuestros trabajos, a los que vamos en estado semicatatónico luego de despertarnos sobresaltados y salir a tocarles el timbre para que se dignen bajar el volumen?

¿Por qué hay que soportar el espantoso ruido de las motitos de los llamados “deliverys” que deambulan por nuestras calles sin control, con mucho desprecio hacia el prójimo y entregando quien sabe que tipo de alimentos y en que estado?

¿A quién se podrá recurrir para terminar con este desmadre y que nos sintamos respetados, sin ser invadidos en nuestras propias casas por estos infames sonidos?

Por otra parte, y siguiendo con la invasión de la intimidad, tengo una amigo que tiene un vecino que sugestivamente todos los días parece que hace asado en la terraza, pero solo enciende el fuego, con leña o carbón, y no cocina carne alguna, ni nada que se le parezca….luego de varios días y, reconociéndolo él mismo, ese vecino le dijo que lo hacía para enmascarar el olor de los porros que se fumaba ya que no quería que sus hijos se enterasen de su adicción.

Entre penas y sensaciones encontradas, me siento frente a la pc a escribir estas líneas, seguiré oyéndolos y respetándolos, como siempre, ya que son una bocanada de aire fresco en medio de la contaminación ciudadana en nuestra bendita Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Gracias por este espacio.

Fernando

eltoquemactas@gmail.com

1 comentario:

ani. dijo...

Desconocido (para mí) Fernando: también padezco a veces de vecinos con inclinaciones musicales semejantes, también me "rebano" los sesos tratando de imaginar qué catzo hacer, y no se me ocurre. Si alguien tiene un plan, que hable ahora, plis.