lunes, 9 de julio de 2007

El ojo arbitrario

. Creo que ,entre nosotros – no puedo escribir los argentinos, o cosas de esas-, el prestigio de la tristeza es tan grande que casi todo el mundo quiere parecer triste. Hay un gran temor a la alegría, a cualquier forma de alegría. No hablo de cantar, saltar, bailar hip-hop o salsa permanentemente, sino de esos brincos sin explicación que asaltan de pronto algo situado entre pecho y espalda y consiguen encontrar sentido por un momento. Bueno: están prohibidos.
La angustia se cotiza mucho. La angustia de Discépolo, la angustia de Arlt, la angustia de Quino –chistes de angustia, buenos, pero amasados con angustia: alienación, hombrecitos oprimidos por un sistema espantoso-, la angustia del tango, que es un edificio cultural y artístico formidable, pero te hace pelota si lo tomás demasiado a pecho.

. Escribió el poeta inmóvil Jorge Moro Antuña, desbrujulado en Ibiza: “ ¿Qué hago conversando contigo/ gordo borracho?/ ¿Por qué estoy en este bar con moscas , oscuridad y fritanga/ mientras te escucho una y otra vez/la misma historia / la de la sueca que te salió/ fallada/ cuando habías apostado todo /a un amor que hay que suponer/maravilloso?/ Sin embargo/gordo borracho/ no puedo irme/ engrillado a tu conversación horrenda.”

.Vino bien la nieve en la ciudad de Buenos Aires.
La nieve produce una extraña euforia.

Mario.
eltoquemactas@gmail.com

5 comentarios:

DITD dijo...

La angustia es el principal signo de la incapacidad existencial.

Anónimo dijo...

El prestigio social, erótico, intelectual de la angustia en la Argentina ,es probable fuente de errores y desperdicios de la vida.
Caballo.

Anónimo dijo...

Los poemas breves de Moro Antuña, que parecen parte de las manías de alguien, se pueden ir ya mismo al carajo.

Goodfornothing.

madreselva dijo...

Gracias Mario, por esta entrega, en grageas de J.M.A.

Mariel dijo...

¡Hurra a Jorge Moro Antuña! Y olé a los que no entienden sus exquisitas licencias poéticas. Mariel.