viernes, 8 de junio de 2007

El dantesco mundo de Regazzoni

"El valor del artista es armar un universo que gire dentro del universo"
Parte 2

Me muestra un balde donde está preparando queso. Hay 100 litros de leche, para hacer 10 kilos de queso. No podría vivir sin queso le digo. Y me da de probar un poco del que ya está listo. Exquisito. Me cuenta que ahora es Esteban quien se encarga de atender el bar, todos los días a la noche. Carlos sigue en la cocina y, de vez en cuando, prepara unos suculentos y pantagruélicos guisos picantes.
"Hace un año tuve problemas con el intendente de París,Bertrand Delanoë , y tuve que sacar todas mis obras del taller que tenía en la estación abandonada del barrio 18, muy cerca de la torre Eiffel. Y las mudé al Castillo que me prestó un admirador de mis cuadros.
El castillo, que tiene 157 habitaciones, 30 livings y un lago de 9 hectáreas, está en Fontaine Française, a 20 kilómetros de Dijon. Cerca de Alemania y Suiza, muy interesante porque me permite entrar en ese mercado. En el castillo hay expuestas 50 esculturas. Pero sólo se puede usar el baño y la cocina, imaginate que tiene 300 años y es patrimonio Nacional."
Me cuenta que los grandes artistas, no fueron intelectuales. Crecieron como artistas desde la pobreza. Policastro, al igual que Quinquela Martín, fueron hijos de carboneros. La falta de elementos, la humildad de la pobreza y la necesidad, empujan al acto creador.
"Hice un cuadro que, según dicen, es el mejor que pinté, y lo acabo de vender: se llama Puchero de gallo. Un día, hace como 15 años, estábamos con mi asistente Tarugo muriéndonos de hambre, y sin nada para comer. Dije, qué lindo sería tener un gallo, y papas, rabo, puerro, entonces grité, pará, pará, vamos a pintarlo. Pinté una cacerola, el gallo adentro. Además, mientras tanto, yo le hacía leer una poesía de Horacio Pilar sobre el gallo, de 3 páginas. Dibujé el puchero, la mesa, una chica que traía los puerros y las zanahorias. Una escena dantesca partiendo de la necesidad de comer un puchero."

Me explicó que la abstracción es una contra para el arte. El arte es una manifestación casi convencional, porque si no, el ser humano no la comprende. Y si eso sucede, difícilmente se pueda emocionar. Algo de convencional tiene que tener el arte para que el hombre no se sienta tan sólo.
Le pregunto en qué corriente se inspira: "A mi no me gusta el surrealismo ni el impresionismo, me gusta un culo, un bife de chorizo con papas fritas, eso es inspirador. En el arte tengo una visión muy dura para mis contemporáneos. Yo soy un protagonista, sólo puedo criticar históricamente, pero no ahora. Picasso abrió 13 puertas en el arte, todas maravillosas, pero no las explotó porque tenía una personalidad subliminal. Es un genio hijo de puta."
Se enoja cuando le digo que el arte es mágico: "el arte no es mágico. Es belleza pura. El alma del artista está al servicio de la razón. De lo contrario, no podrías ni hacer ni entender el arte. El cuadro o la escultura es una parte del destino del artista, que tiene que ver con su talento, con su ingenio para resolver las cosas, y para darle sentido y forma. Es un trabajo arquitectónico y es dramático, porque expresa cosas que el artista no sabe."

Le doy un gran abrazo, me regala un limón del limonero, saludo a los dos burros que pastan en la entrada, y salgo a la avenida Del Libertador y la 9 de julio, en busca de un taxi.

Mery.
eltoquemactas@gmail.com

3 comentarios:

Gon dijo...

¡Qué personaje el querido Regazzoni! Detrás de esas palabras, a veces rozando -y otras traspasando- la vulgaridad, se esconde una claridad conceptual y una cosmovisión propias del uno entre millones que él es. Cuán reconfortable sería poder visitarlo y tomar unos mates; el arte es la proyección de una individualidad o de un grupo, pero más me importan, en este momento, las personas como sujetos creadores. Me niego rotundamente a cumplir treinta años sin haber comido un cordero con Carlos.

Anónimo dijo...

venite a balcarce y comemos uno

Gon dijo...

¡Carlos, querido! ¿Sos vos? De ser así, me das una gratísima sorpresa. Me produce una alegría enorme que estés en Balcarce poniendo tu arte a disposición del recuerdo del gran Fangio. Te agradezco inmensamente tu invitación, a pesar de no poder en estos momentos acercarme hasta allá. Eso sí, por supuesto, no faltará oportunidad: cuando vaya a Buenos Aires, siempre que no te incomode, me gustaría pasar a saludarte, y en ese entonces saborear el corderito en cuestión --o, por qué no, esa ambrosía que has dado en llamar "pizza culera", que tanta curiosidad me genera--. Te dejo mi mail (gonchoramirez@gmail.com) y un abrazo grande desde Bahía Blanca. Gonzalo.-