La ciudad de Buenos Aires expone una cantidad en crecimiento de perros de la calle. De manera que, ya ven. Hay perros en la periferia, hay perros en el obelisco – maldito adefesio-, hay perros en la calle Florida: ayer vi a uno, negro, en agonía entre las piernas de la gente. Frente a él , un grupo de músicos bolivianos la emprendía con entusiasmo con un takirari , supongo.
Hay perros a los que se les abre una puerta para que ganen la calle y se busquen la vida en la basura. Hay perros que forman manadas en las plazas y parques. Hay perros completamente locos que trotan entre los coches en la 9 de Julio.
. Leo a los saltos, con brusca excitación, los Poemas de Emily Dickinson, con selección y prólogo de Silvina Ocampo (Tusquets).Releo, en realidad, porque lo encontré, tenaz y polvoriento, en una pila de libros en desorden. El problema-porque me encuentro con uno- es que tal vez debí dejarlo bajo el polvo y a merced de los ácaros: no termino de decidir si me parece altísima o lamentable. Lo más desconcertante es que estoy muy entrenado en la lectura de poesía desde la infancia, ya lejana, por suerte, y Emily –incluida por Harold Bloom en su implacable Canon Occidental, donde sólo la acompañan en su campo Whitman, Neruda( otro Whitman) y Shakespeare, si ustedes quieren, en algún aspecto- ,no para de desorientarme.
“ Los pies de la gente volviendo a sus casas/ más alegres caminan con sandalias/el azafrán -hasta que brote-/ vasallo de la nieve/los labios en aleluya/ largos años de práctica llevan hasta que/de tanto en tanto estos barqueros/cantando caminan por la orilla”
. O Emily Dickinson escribió desde una fragmentada psicodelia, o alguien nos está tomando el pelo.
Mario.

eltoquemactas@gmail.com
2 comentarios:
el LSD fue sintetizado más tarde, no?
Si, Ani:más tarde.Tengo que decirte, sin embargo, que mi amiga Molly me mandó a Dickinson en su lengua, en inglés, y el sonido es distinto, melancólico, reflexivo, de gran belleza.
Mario.
Publicar un comentario