lunes, 2 de abril de 2007

Literatura


Hola, leí lo último del diario de Mario y se me ocurrió mandar lo que escribí en mi blog a ver si lo quieren publicar.
Que cada uno asocie (o no)

Cuentito
Un hombre yace, exhausto, sin fuerzas ya para hacer el menor movimiento por sus propios medios, esperando (aún sin saberlo, aún creyendo que no lo espera) que alguien haga lo que sólo él puede hacer. Alrededor suyo, unos pocos lloran sinceramente; unos cuantos más se lamentan de verdad, un montón sobrevuela como la rapiña, esperando cualquier ínfimo movimiento para lanzarse en picada, una vez más, y llevarse un bocadito. Por fuera de este círculo, una muchedumbre espera, ávida, que los buitres muestren lo que consiguieron y llevan colgando del pico. Otros buitres, los que no consiguen nada, mueven el pico de lado a lado como queriendo hacer creer que sí tienen un trozo de carne. Los de abajo revolean sus cabezas sin saber adónde mirar primero, ignorando hacia dónde apuntar el control remoto.
Acérquense a mirar, el circo ya está de nuevo en la ciudad.

El cuentito sigue…
Hace mucho tiempo, al hombre que está ahí tirado, que increíblemente demuestra que aún conserva algo de aliento como para dar manotazos e intentar levantarse del suelo, una serie de indicios le hicieron pensar que estaba por encima del resto de la manada. Es cierto que tenía unas cualidades únicas para moverse, una forma única de relacionarse con una pelota y lograr que la materia se rindiera, dócil, y obedeciera sus órdenes.
Las órdenes bajaban de sus pies en forma de caricia, y el resto, al verlo, soñaba con poder hacerlo también. Imposible, nadie pudo conseguirlo. (guacho, por qué vos y no yo, pensaban pa’sus adentros).
Él creció, creyendo que lo que lo hacía único en una cosa lo hacía único en todas, perdió la brújula y vaga desde entonces.
Mucho más tarde, hoy, la manada se manifiesta harta, enferma, putrefacta. Por doquier aparecen los insultos y hasta le desean la muerte para que deje de molestar. Harta de qué? Del joven aquél que los hipnotizaba sin péndulo, bajo el influjo inimitable de sus pies? O hartos tal vez de la carroña que revolean los buitres sin cesar, cada minuto de cada hora de cada día, como una maldición al estilo de la mitología griega pero con rostro falsamente compungido?
O quizás hartos de no poder, como él pudo hace ya tanto tiempo.

“Cuanto más alto trepa el monito, así es la vida, el culo más se le ve…”

Ani (despertatedeunavez.blogspot.com)
eltoquemactas@gmail.com

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias porelsugerente y al tiempo explicito contenido del textode tu blog.
Mario.

Anónimo dijo...

Dirás, con justicia, que este anónimo es poco
anónimo: eramás reapido.
M.

ani. dijo...

De nada Mario, es un verdadero honor semejante comentario viniendo de ti.

Anónimo dijo...

Bien, Ani.
Seguimos camino.
M.